GUARDIA DE CAQUELGUINCUL
Por Alfredo Pedrós
Kakel Huincul, o Caquelguincul, (o como quiera que se trate de graficar la
lengua araucana que es ágrafa), es palabra compuesta y uno de sus términos,
huincul o guincul, existe consenso sobre que remite a elevación en el terreno,
loma o serranía; pero kakel o caquel, no estaría del todo definida al punto que
algunos traducen por atravesada, y otros por solitaria; lo que hace factible no
descartar de antemano que también podría identificarse como perteneciente a un
clan, como bien se presenta con: Pichiman y
el castellanizado Cacique Negro; para señalar como ejemplos toponímicos existentes
en las inmediaciones, con similares características físicas, es decir, espejos de aguas casi permanentes con barrancas algo elevadas;
sitios preferidos donde los aborígenes gustaban levantar periódicamente los
toldos en épocas de persecución y caza de baguales.
En cuanto al Fortín Kakel anterior a la Guardia establecida por Martín Rodríguez, puede decirse sin temor
a equivocarnos que nunca existió; si bien en 1815 ya se encontraría operando en
las inmediaciones el alcalde Ramón Lara con un cuerpo de vigilantes al servicio
de los hacendados, y al año siguiente Balcarce como Comandante de la Frontera
eleva esa misma partida al rango de compañía del escuadrón de Blandengues por
formarse, y ordena a la misma se acantone en Kakel Huincul como parte de su
proyecto colonizador denominado Colonia y fuerte de San Martín. Sin embargo, la
oposición de algunos hacendados encabezados por Francisco Ramos Mejía dio por
tierra con el proyecto.
Son numerosos los artículos sobre el tema
de fuertes y fortines en la campaña bonaerense donde se menciona de forma
recurrente el llamado “plano de la Nueva Guardia de San
Martín firmado por Juan Ramón Balcarce en 1817” al cual se agrega una
meticulosa descripción del mismo como si se lo tuviera a la vista; pero lo
cierto que ninguno de los que lo citan, han mostrado dicho plano, y lo que es
peor, tampoco dan la ubicación del repositorio donde se encuentra. Ya en el año
1971 el Capellán Mayor del Ejercito Dr. Ludovico García de Loydi lo menciona en
su artículo Primeros Guardianes de la Frontera , publicado
en la revista “Gendarmería Nacional” Nº 52 de junio. El mismo párrafo será
repetido en innumerables publicaciones posteriores omitiendo referir la fuente
que habría sido un trabajo del S.J. Guillermo Furlong Cardiff.
Las maquetas existentes tanto en el Museo
Libres del Sur de Dolores como en el local, es posible se hayan inspirado en
este dato que de todos modos no podemos constatar; si bien, igualmente se trata
de un proyecto que no vio la luz. El decreto del gobierno de Pueyrredón en 1817
para levantar una nueva población —antecedente de Dolores— y simultáneamente el
urgente establecimiento en Las Bruscas del campamento para prisioneros de
guerra españoles, al que debemos sumar la constante sangría de hombres y
animales con destino a las guerras intestinas con las provincias del litoral,
demoraron el avance de la frontera.
La alimentación de los prisioneros en Las
Bruscas y la guarnición que los custodiaba, así como aquellos necesarios para
la alimentación de los obreros destinados a los nuevos avances y construcción
de la nueva frontera, requería de donaciones y muchas veces más exactamente
exacciones de ganado vacuno, por lo que el Estado estableció una propiedad
pública donde recoger los rodeos denominada Estancia del Estado, más conocida
también como Estancia Kakel.
Esto llevó también a denominar vulgarmente a su
puesto principal con el nombre de “Fortín Kakel”, aunque el informe oficial del
ejercito en su descripción de la frontera en abril de 1817, dejaba bien claro
que aunque en el sitio estaba el Capitán Lara con sus hombres reclutando los futuros
blandengues, esto no modificaba el carácter de puesto de estancia, a diferencia del resto que si constituían “guardias” y “fortines”.
Recién en enero
de 1821 el general Martín Rodríguez estableció la Guardia ,
de la cual hablaremos en la próxima. -