El monólogo del viejo pino de la Plaza Alvarado.
Por Humberto F. Leonelli.
Esta es la esquina donde están ubicados los dos pinos, uno de los cuales es el protagonista del relato y el estadio de fútbol Ricardo Otamendi, hoy Plaza Alvarado. |
No recuerdo cuantos años he cumplido, creo
que muy cerca de los noventa. En lugar de canas tengo ramas secas, y le estoy
teniendo miedo a la guadaña, va…mejor dicho al serrucho mecánico, ese que hoy
es el terror de nosotros los árboles, que dotados por la naturaleza, somos los
pocos que como aire, brindamos servicio gratuito a la comunidad mundial, aunque
ahora tengo mis dudas, porque me comentaron que había un restaurante sobre la Autovía , en nuestra
ciudad, que ofrecía sombra gratis…? semejante oferta indicaría que en otro
lugar había que pagarla, pero el dueño de una gomería sobre calle Moreno, dice
que el aire es gratis pero la corriente eléctrica, no.
Una amiga de la otra
cuadra dijo: “este año será buen negocio poner una fábrica de sombrillas…”
Cuando escucho el rezongo del serrucho tiemblo.
Por favor don Aldo, mire para otro lado, tenga en cuenta que muchos
dicen que junto con mi compañero somos una reliquia histórica de este querido
pueblo de Maipú, que cuando calentaba el sol, muchos miraban los eventos desde
nuestra sombra, mientras la
Alvarado fue estadio.
Hoy el viento y el serrucho son mis principales enemigos. Vieron lo
inclinado que estoy, reconozco que soy un peligro para los transeúntes, con mis
raíces le estoy haciendo una joroba al césped de la Plaza , pero todo tiene
solución y sino fíjense lo que se hizo con la Torre de Pisa.
No la enderezaron más porque su
verticalidad provocaría el desinterés de los turistas. A mí con un cinturón y
una rienda me solucionan el problema y las ramas secas con la baba de caracol
que promocionan en la TV.
que recicla todo y te deja como a Mirta, pero sin los almuerzos. ¿Si llamas ya,
te mandan una de regalo a un precio increíble…?
Bueno en otro orden de cosas, debido a mi avanzada edad, tengo para
contarles hechos y acontecimientos ocurridos en ésta Plaza, especialmente
cuando era estadio de fútbol, desde cuando el mismo estaba cercado por bolsas
de arpillera con armazón de madera, luego
con un poco de progreso y más recursos, se cercó de chapas y la baranda que
separaba al público del campo de juego era de madera, como un pasamanos de
escalera, a un metro de altura dejando así librado el paso para que algún
fanático que los hay y los hubo, pudiera acceder al campo de juego con solo
agacharse.
Hasta que llegó el Otamendi
(como lo llamaba Alejandro) ya con muros perimetrales de mampostería de
ladrillos, boletería de material, tribuna, vestuarios, baños, el alambre
olímpico, etc.
Tengo tantos recuerdos y anécdotas y/o “anétodas”, como decía un amigo
funebrero, que tendría que ser muy extenso para contar todo lo que a través de
los años he visto, por lo que me referiré a algunos hechos salientes para no
olvidar, y otros muy risueños. Yo siempre los vi desde las alturas, como
algunos vecinos que veían los partidos desde arriba de los techos o subidos a
algún vehículo arrimado al paredón, para no pasar por la boletería.
Hubo grandes figuras en el fútbol local, pero solo voy a nombrar
algunos destacados que perduran en mi memoria, anteriores a la época de Julián
Camino, Moncho Linaje, Ricardito Muliero, Tato Vidal, Zurdo Di Paolo, etc.
Luego los más jóvenes que seguramente estarán en la memoria de todos, por lo
que no es necesario que se los nombre y además ya hace más de una década que al
Otamendi se lo convirtió en Plaza.
Ahora solo veo a los que
luchan por su salud y para estar en forma o por la estética física (llámense
kilos de más) caminan, caminan y caminan, como dijo doña Lita, pero los precios
subían y los kilos…?
Empezaré por Julio Galante,
Pilo Giacondino, Cáceres, COCO ETCHELET, Mono Salaberry, “Paisano” Montecara,
que venía del campo, se bajaba del sulky, se ponía los cortos y los botines que
cambiaba por las botas y la bombacha siendo en el arco uno de los mejores. Tito
Aguilera, “Tucumano” Rojas, “Mingo” Sosa, el “Perro” Dufur, Marico Bufarini,
Daverio, Festorazzi, Alduncin y muchos más que nos dieron tantas
satisfacciones, llegando a estar nuestra selección entre las primeras de la
provincia, cuando se organizaban los campeonatos nacionales amateur.
Fue memorable el partido que
se le ganó 2 a
0 a la
selección de Olavarría en el año 1946. El pueblo integro se volcó al estadio.
Nombro este solo hecho, entre tantos y tantas alegrías que se tuvieron con este
popular deporte.
Hablando de hechos memorables, también lo fue el gol que con picardía,
le hizo “Cachongo” a “Pelelo” (arquero), cuando en un avance de Independiente,
dentro del área chica, le sacó la gorra al arquero y se la tiró dentro del arco
y este que se había apoderado de la pelota, con ella en las manos, la fue a
buscar. Memorable fue el gol de “chilena”, que le hizo Wila de Independiente a
Jorge Newbery en una final de campeonato, como también fueron memorables los
siete campeonatos seguidos que obtuvo este equipo, más la copa de campeones de
la región que ganarla era costumbre, con una figura descollante que fue su
siempre capitán, Rodolfo “Coco” Etchelet.
A mi entender un talentoso y la
máxima figura que pisó el césped del Otamendi. Habitúes había muchos, pero con
asistencia perfecta, creo, fueron Vito Spina, Horacio Galletti, el “Vasco” José
Zubiry y algún otro que no recuerdo, asistencia que mantuvieron en los partidos
de los sábados, cuando el “Toca” oficiaba de referí en algunos eventos, los que
dirigía sin moverse desde la tranquera.
- ACEITE VERDE QUE ME HAN QUEBRA’O
Clamaba un jugador que en un
partido le habían hecho un full violento.
Jugaban Newbery vs. River, el
“Malevo” era el juez, iban unos treinta minutos de juego, full violento del
“Pocho” (jugador de River), suena el silbato y entonces el juez con su ya
reconocido proceder, parado firme, mirando al piso con su brazo derecho en alto
y blandiendo su dedo acusador (índice) de arriba hacia abajo y de abajo hacia arriba,
llamando al autor de la infracción y
éste corriendo con las manos tomadas atrás, se acerca (en esa época no se usaba
la tarjeta, por lo que amonestaciones
eran verbales) y se para firme u un metro del juez, también mirando al piso, y
este con su brazo derecho y su dedo acusador da muestras de estar dando feroz
reprimenda al jugador, mientras que lo que estaba diciendo, en realidad, era
que tratara de sacarlo a “Fideo” “que nos está matando a goles”.
Este puntero
derecho de Newbery ya le había hecho dos a River y el “Malevo”, que era fana de
ese club, no lo podía tolerar.
Recuerdo a Don César, tenía
un carrito manicero, un buen hombre que después se quedó de canchero y los
domingos antes de los partidos, marcaba la cancha con una regadera sin la flor
en su extremo y cal de blanqueo, preparada al efecto.
“Pita” que había obtenido el
galardón de ser Campeón Provincial de salto en garrocha, exhibía su habilidad
en los intervalos de los partidos para entretener al público asistente.
Recuerdo otra anécdota risueña; “Pichirilo” (arquero) estaba
adelantado, y “Titina”, su compañero de equipo, con la idea de pasarle la
pelota, le pega fuerte y de punta, el resultado fue un espectacular gol en
contra de media cancha.
- Pita va a venir.
decía Chungo asediado por los integrantes del
equipo de Deportivo que solo habían logrado juntar ocho jugadores, el reclamo
se repetía porque estos ya no sabían que hacer para parar al rival, más la
respuesta de “Chungo” era siempre la misma: “Pita va a venir.”
Nunca supimos si Pita vino,
pero la frase quedó, como quedó la respuesta del colaborador ante el informe
pedido por el locutor en la transmisión radial de un partido.
Son infinitas las anécdotas y hechos acontecidos que tendría para
contarles, pero no tengo más espacio, debo terminarla. Yo me había quedado
tranquilo, por lo menos por este año, pero resulta que estamos en septiembre y
el serrucho mecánico sigue funcionando.
-Por Dios y los Santos, ¿hasta
cuando? ¿No dicen los que saben que el operativo serrucho es en otoño?
Maipú – 1 de septiembre de 2006.