A MARIO ZINNI.
Aflojaste las riendas
una mañana de sol y de
descanso.
Fue rápido como el giro
seguro
de tu pincel en una letra.
El cartel de tu vida
dice “ejemplo”,
pintado con varias
manos de fondo,
nada de mezquindad
y nada de egoísmo.
Para los amigos fuiste
así, sincero, directo, gaucho,
un criollo verdadero,
con vivencias entre
escaleras,
colores e ilusiones
cargadas de tonos
como tus pinturas.
No hubo ni bombos ni platillos
ni tiempo de lavar a fondo
los pinceles,
el viaje era inmediato
había que zarpar a la
madrugada,
sólo hubo tiempo de
envolver
los recuerdos preferidos,
y los frascos con los
mejores colores.
Maipú ya no era para vos,
había que buscar otros
mares
no terrenos, yo te saludo
hermano
Mario.
Cuando paso por tu casa
pues vas de polizón
en ese barco que se pierde
entre matices, en el cuadro
que en el paredón perdura.
Tal vez ese fue tu último
sueño de domingo
mecido por las olas
de un mar desconocido.
Luis Odescalchi - Maipú; 2004.